Artemio Martín Escalante Medina, más conocido como El Amauta (El maestro) del Perú. Llegó en 1980 a Colombia y desde entonces ha permanecido en el territorio para aprender y enseñar  toda su sabiduría.

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El colectivo conformado por Martín y el compositor y arreglista Roberto Echeverría, nacido en la Ciénaga Magdalena, se han dedicado a divulgar y promover el cuidado y la protección de los recursos hídricos, del ecosistema y la biodiversidad a través de la música, como una herramienta  poderosa para la formación educativa, para la sensibilización, el cambio de actitudes y la toma de conciencia. 

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Desde su participación en el Festival de Puente Aranda en 2008, se ha dedicado a compartir por toda la ciudad de Bogotá y otras de Colombia, conciertos para promover la educación,  protestar por el consumo de drogas y  apoyar el derecho al trabajo de todos los ciudadanos.

El colectivo  nace como una iniciativa que fusiona música típica colombiana con diversos ritmos latinoamericanos y ha evolucionado desde sus inicios gracias a la participación y apoyo de diferentes artistas quienes han enriquecido con su experiencia, musical y cultural, a este gran proyecto.

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Producto de la fusión de instrumentos folclóricos, clásicos y modernos, Colectivo Amauta Martín El Artesano, le canta a la realidad social, política, económica, cultural y medioambiental del país, pero también es un llamado milenario y místico para rescatar las raíces y las tradiciones ancestrales de los pueblos originarios del continente, así como hacer un llamado a la reivindicación de las culturas aborígenes y una ofrenda a los Dioses Prehispánicos de toda Mesoamericana, en agradecimiento por los dones recibidos.

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Desde hace más de 30 años, tiempo en el que llegó a Colombia, Martín ha dedicado su vida además a la defensa del artesano y desde su taller ha elaborado los más diversos, creativos y hermosos disfraces para embellecer y caracterizar a los artistas de la ciudad.

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Martin se reconoce como un juglar y  recuerda con nostalgia su Perú natal, pero reconoce que ha hecho una buena vida en Colombia, gracias a sus costumbres, su música y sus tradiciones.

Ha escrito y sigue componiendo canciones para sensibilizar a los espíritus y conectar con los ancestros del mundo de hoy.